Cuando se anunció, mi única auténtica duda era por qué quien iba a separar al poder político del poder económico suscribió, sin más, la iniciativa del Consejo Coordinador Empresarial, como si este organismo tuviera mandato popular o investidura que le permitiera utilizar la facultad presidencial.
Quizá ni siquiera el dirigente empresarial, Carlos Salazar pensó que transitaría con el Presidente, debido al distanciamiento que mantenían, el mismo que lo dejó fuera de la delegación que visitó los Estados Unidos, aunque él hubiera sido parte fundamental de la negociación del TMEC. Quizá ese distanciamiento fue el que llevó a Salazar a acercar la propuesta al PAN —porque lo que se presentó en la mañanera es casi idéntico a la reforma planteada por el PAN. Es un curioso consenso: el CCE (también Gustavo de Hoyos y la Coparmex), el PAN, el gobierno y, además, los trabajadores. ¿Los trabajadores dije? Sí: Carlos Aceves del Olmo y la CTM estuvieron en el anuncio —porque a alguien, no sé si al Presidente o a Ricardo Monreal, se le ocurrió que el Congreso del Trabajo y la CTM significaban todavía algo más allá de sindicalismo de protección patronal. La iniciativa de reforma es festejada por legos y entendidos, desde el morenismo más duro hasta Pablo Hiriart, Macario Schettino y, no tan sorpresivamente, tiene una primera plana no solo positiva sino, incluso, festiva, de parte del periódico Reforma.
¿Por qué la festejan mis compañeros? Porque es una iniciativa que ha acogido el Presidente que, acaso, no entienden. ¿Por qué la festejan Hiriart, De Hoyos, Reforma y el PAN? Porque es una iniciativa empresarial. Todo mundo se hace tonto. Los empresarios hacen como que van a poner más recursos y los otros hacen como que les creen (hay incluso quien califica de histórico el “acuerdo” propuesto por el Consejo y le endilga la etiqueta de tripartita, pues lo suscribió, para presentarlo al Presidente, el ala neoliberal del gobierno, los sindicatos de patrones y los sindicatos patronales).
Nadie engañó ni asesoró mal al Presidente. Decirlo sería restarle inteligencia y seriedad. Tomó la decisión política de acercarse al empresariado y hacerles una gran concesión, aunque eso implique seguir pateando el bote, hacer una mini reforma y una gran operación propagandística a favor del sector financiero. No era algo que no pudiera esperarse. Se ha permitido que sigan abiertas las puertas giratorias entre reguladores y regulados. El actual director de la Unidad de Pensiones de Hacienda fue director de la asociación de las afores. El actual director de la asociación de las afores, fue director de la CNBV, de Hacienda. El coyote alterna su puesto como protector y cazador de las gallinas. Quizá, por la circunstancia, el Presidente ha decidido priorizar, entre los objetivos de la transformación, el de terminar con la corrupción por encima del de separar al poder político del poder económico. Sus razones tendrá (quizá la crisis económica, quizá prometieron ahora sí empezar a invertir). La iniciativa es una oportunidad perdida, complacencia empresarial, engaño voluntario, operación propagandística, placebo para los trabajadores. (Explicaré por qué en próximos textos).