En entrevista con Manuel López San Martín en Mesa para Todos, de MVS Noticias, Gibrán Ramírez Reyes aseguró que es un momento de definición de lo que va a pasar con Morena. “No es obvio que Morena sea el partido de la Cuarta Transformación, eso está por verse. El Obradorismo es mucho más grande que Morena, ha existido desde antes, y seguirá existiendo después”.
Agregó que lo que se está disputando en el Senado y fuera de él, es el aparato de partido. Y en ambos casos ve signos poco alentadores
“En el caso del Senado no veo a quién irle; por un lado, hay un afán eficaz de concentración del poder de Ricardo Monreal, que no se ha explicado, al menos en términos de proyecto, qué senado quiere hacer. Tampoco en el caso de Martí, hay impugnaciones de procedimiento, hay cambios en las reglas, por ejemplo, que pudieran estar los senadores que administrativamente están en el PES, pero que suelen estar en las plenarias de Morena, que se aceptó, que tuvo un seguimiento de la Comisión de Honor y Justicia, pero que ahora se impugna”, aseguró Reyes.
De un lado la concentración del poder sin proyecto y del otro lado, un “cierto grado de indisciplina, una inercia perredista de ventilar los conflictos, hasta las minucias más pequeñas. Se están disputando los cargos sin una diferencia sustancial de proyecto, al menos en la deliberación pública. Se está hablando solo de cómo actúa el otro para conseguir ese cargo, de traiciones, cañonazos, pero no de para qué quieren el Senado, de cómo le funciona a un proyecto político”, enfatizó el académico.
En cuanto al partido afirmó que es alentador que exista una convocatoria para la renovación de autoridades, por unanimidad.
Ramírez Reyes enlistó cuatro retos principales para Morena en los próximos años, para saber si se convierte en el partido de la Cuarta Transformación:
Uno, la profesionalización del partido, sin burocratización; gente dedicada a las labores sustanciales, de publicidad, de gestión electoral, administrativa, sin puestos como horizonte de vida como sucedía en el PRD. “Si perdemos el objetivo, nos convertimos en el PRD de nuevo, y eso significa ser la receta infalible para perder”.
“El segundo reto es disciplinarse, sin dejar de deliberar. Los conflictos se dan, son naturales, las visiones se contraponen. Pero cuando hay decisiones de los órganos colegiados se respetan y se va con ellas, si no, se desperdician esfuerzos, y la gente se harta de las peleas”.
El tercero es generar programa. “Por ahora Morena solo tiene los 100 puntos del Zócalo de Andrés Manuel López Obrador, pero no tiene un horizonte para después. Además, Reyes habló de formar políticamente a sus militantes: “sí con doctrina, pero también con conocimientos prácticos. Morena tiene que tener hacedores de políticas, cuadros administrativos, pensar en un horizonte de formación más ambicioso”.
Y el último reto es no perder la vocación de triunfo. “Sin eso se sigue la inercia del purismo más infantil de la vieja izquierda. Esa fue la gran aportación de AMLO, por eso consiguió la primera formación social capaz de ganar. Dejó de tenérsele miedo a la victoria”, concluyó Ramírez Reyes.