El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que abanderó la candidatura y el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en el año 2018, “está paralizado, alejado de las demandas sociales y sin una identidad de liderazgo”, lo que podría volver imposible el sueño de lograr una “Cuarta Transformación” del país, advirtió Gibrán Ramírez Reyes, aspirante a la dirigencia nacional del partido.
Hasta el momento es el único aspirante al cargo, y ayer, durante una conferencia de prensa como parte de su gira en Tuxtla Gutiérrez, expresó sus temores sobre el futuro del proyecto obradorista.
Gibrán Ramírez se nombró “obradorista nativo”, porque 15 de sus 30 años de edad los ha vivido inmerso en los movimientos políticos del tabasqueño, y un convencido de que Morena necesita un cambio urgente que él puede encabezar.
Reconoció que una vez conquistado el poder el partido perdió dirección, identidad y contacto con las causas que le dieron origen, lo que vulnera el sueño de cimentar las bases de un cambio en la vida política del país.
Parálisis por la que podrían perder el capital político alcanzado, y quedar más como un movimiento diluido en hacer alianzas con otros partidos, a los que tildó de “oportunistas” y con una “traición garantizada” para la cuarta transformación.
Ramírez persigue la recuperación de las causas que dieron origen al movimiento, porque cree que aún están a tiempo de salvarse de quedar como un membrete, y para ello expuso algunos de sus planteamientos.
Por ejemplo, ir por los votantes desencantados; ofrecerles una opción real mediante un método confiable de selección de candidatos que evalúe a los aspirantes, y especialmente a quienes hoy gobiernan y quieren reelegirse.
Que Morena pase del ostracismo a una militancia activa, que se constituya en un observatorio de los gobiernos que encabezan y, de ser necesario, ser los primeros en denunciarlos por actos de corrupción.
Nota tomada del Diario de Chiapas