Columnas

Si no fuera por el nivel de violencia que las impulsa, las consignas de buena parte de los asistentes a la marcha de ayer moverían a risa solamente.

Nini se volvió de uso común para descalificar a una generación de jóvenes que “ni estudian ni trabajan”, como si se tratara de abulia personal, de indiferencia propia, de un espíritu de quien teniendo capacidad de elegir lo hace irremediablemente mal. Es un reclamo generacional de muchos mayores que se sienten con derecho de juzgar en paquete a quienes no han alcanzado el éxito de ellos. Y recitan:

Por conservador, creo yo, todavía me acompaña la convicción de que en pareja es la mejor manera de estar en el mundo. Y no es que sea yo particularmente exitoso en eso, que no haya tenido esa convicción ante mí su cara tormentosa, sus desmentidos radicales.

A veces la realidad se impone y es buena idea detenerse un momento a observarla. Así, dos noticias recientes de Guerrero han ocupado espacio en los diarios nacionales y parecen novedosas porque son nítidas en su mensaje sobre lo que hemos estado haciendo mal.

Creo que en eso Silva-Herzog tiene mucha razón, pero yo iría más allá. No es que la repulsión al populismo los haya llevado a la antidemocracia sin darse cuenta, sino que odian la democracia,

Durante mucho tiempo y quizá para luchar contra el estigma, la psiquiatría más común ha dicho a la gente deprimida que padece una enfermedad con causas químicas, algunas bien definidas, como se dijo en un tiempo de la falta de serotonina, ofreciendo también un tratamiento primordialmente químico al padecimiento.

Dar a conocer sobre la transición que hubo en los últimos años, la gran transformación neoliberal y cómo esto impactó en la devaluación de la política y una devaluación del bienestar de las personas, fue el tema del foro de Gibrán Ramírez Reyes, Secretario General de la Secretaria General de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS).

En la ciencia política de estos tiempos está de moda hablar de la democracia con nostalgia, o advirtiendo que el populismo puede terminar con ella.

El acoso sexual es un comportamiento inscrito en una dimensión del patriarcado —la del dominio sexual— en los tiempos largos de la historia, que se nombra desde hace poco (los 70)

Fallan al intentar entender el populismo quienes estiman que se trata de una estrategia para obtener el poder…

Me dedico al arte y ciencia de la política. El trabajo todo lo vence. Autor de Vida y muerte del populismo (UAS-El Regreso del Bisonte, 2024).