Si no fuera por el nivel de violencia que las impulsa, las consignas de buena parte de los asistentes a la marcha de ayer moverían a risa solamente.
Nini se volvió de uso común para descalificar a una generación de jóvenes que “ni estudian ni trabajan”, como si se tratara de abulia personal, de indiferencia propia, de un espíritu de quien teniendo capacidad de elegir lo hace irremediablemente mal. Es un reclamo generacional de muchos mayores que se sienten con derecho de juzgar en paquete a quienes no han alcanzado el éxito de ellos. Y recitan:
Creo que en eso Silva-Herzog tiene mucha razón, pero yo iría más allá. No es que la repulsión al populismo los haya llevado a la antidemocracia sin darse cuenta, sino que odian la democracia,
Durante mucho tiempo y quizá para luchar contra el estigma, la psiquiatría más común ha dicho a la gente deprimida que padece una enfermedad con causas químicas, algunas bien definidas, como se dijo en un tiempo de la falta de serotonina, ofreciendo también un tratamiento primordialmente químico al padecimiento.
En la ciencia política de estos tiempos está de moda hablar de la democracia con nostalgia, o advirtiendo que el populismo puede terminar con ella.
Fallan al intentar entender el populismo quienes estiman que se trata de una estrategia para obtener el poder…
¿Por qué es más accesible para un niño mexicano la memoria del Holocausto que la de matanzas que sufrieron sus propios ancestros? https://www.milenio.com/opinion/gibran-ramirez-reyes/pensandolo-mejor/poder-y-memoria
Signo inequívoco del extravío de la reacción es su indolencia, su falta de organicidad en amplios grupos sociales. No expresan dolores de nadie, salvo…
En el reino de la mezquindad, nadie concede. La oposición y los autodenominados contrapesos, más que condolerse de las muertes de la masacre de Minatitlán, de buscar explicaciones, encuentran la forma de cobrar las críticas previas del lopezobradorismo a la guerra, hurgan en los tuits del pasado como desesperados, y se solazan en el charco de sangre, en los cuerpos inertes y sus fotos, con una indignación fingida que no alcanza para ocultar su indolente satisfacción, su “se los dijimos”, “siempre hay un tuit”, como si el andar de la máquina de muerte les diera la razón en algo, los hiciera victoriosos. Actúan como el niño que, acusado con su madre, no ve el momento en que su hermano acusador cometa una falta para devolver el agravio, porque no le importa la falta, sino su venganza.
Uno de los cambios más audaces y sensibles en el gobierno de López Obrador es el de la política social.