Ciudad de México. La Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS) dejó de ser un referente para el diálogo internacional, “perdió la importancia que había construido durante mucho tiempo” y descuidó “la relación con los países miembros y organizaciones afines, destacó su secretario general, Gibrán Ramírez Reyes.
Lo más preocupante” -dijo- es que, pese a la poca vinculación con sus integrantes y la prácticamente nula investigación, “había un despilfarro de presupuesto. No existían lineamientos claros para ejercer los recursos; había vacíos legales que obstaculizaban la transparencia y favorecían a la nula justificación de erogaciones; tenían adquisiciones y contrataciones con sobreprecios de 300 por ciento; bonos de productividad por más de 250 mil pesos y gratificaciones y compensaciones injustificadas que significaron más de 2 millones 500 mil pesos”.
En el informe que presentó Ramírez Reyes por sus primeros 100 días de gestión ante la CISS, expuso que de ser un organismo prestigioso en sus inicios, “pasó a ser uno opaco, desconocido y con muy poca capacidad para influir en los temas de seguridad social del continente”.
Además, dejó de generar rutas programáticas, abandonó casi por completo la elaboración de productos propios y “emprendió el camino de consultorías y convenios que dieron malos resultados. Se colaboró en trabajos con sobrecostos que eran realizados por gente externa a la institución”. Señaló que “el cinismo era tal que el organismo sólo contaba con un investigador”.
En su informe, reiteró su compromiso de refundar esta institución. Indicó que ya ha emprendido “una transformación” con tres ejes principales: impulsar actividades para ser nuevamente un referente nacional e internacional; reorganizar administrativamente a la institución, y mejorar los canales de comunicación.
Al evento asistieron Luisa María Alcalde Luján, titular de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, y el director del Instituto Mexicano del Seguro Social y también Presidente de la CISS, Germán Martínez Cázares.