Mientras el proyecto de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador avanza desde el Estado, el partido y el bloque social que lo llevaron al gobierno no encuentran la forma precisa de contribuir con el proyecto, y urge. Más allá de marchar, de ocupar la calle, de fortalecer el convencimiento de los convencidos, hace falta emprender tareas que son naturales al partido, pero de las que se habla poco porque la disputa por la dirigencia es de nombres y no de proyectos. Hay seis tareas que Morena tendría que cumplir para ser el verdadero partido del bloque social que se identifica con la 4T.
Departamento de encuestas. Si la disputa política se dirimirá sobre todo con base en encuestas (para asegurar que los candidatos sean los de mayor y mejor reconocimiento en el pueblo), es preciso contar con un aparato científico riguroso, confiable, suficiente y honorable que no dependa del dinero privado. Podría integrarse por concurso con matemáticos, estadísticos, demógrafos.
Formación para quienes ejercen encargos. Son muy importantes los círculos de lectura, la teoría política aplicada, el latinoamericanismo y el análisis. Pero Morena tiene ahora miles de cargos electos, diputados federales, locales, regidores, munícipes. Y deben ser capaces de leer ciertos documentos, de redactar otros, de utilizar sus atribuciones legales y de reconocer la línea programática del partido. Se trata de la primera línea de institucionalización, y de la cara ante la población. Muchos de esos cargos se han corrompido, y muchos otros carecen de orientación. En los hechos, Morena no existe como partido salvo por la identificación con la autoridad de López Obrador.
Observatorio de gobiernos locales y municipales. La única manera de identificar si el desempeño y la actuación de los cargos electos de Morena es congruente con sus documentos básicos es establecer un observatorio permanente de su desempeño, incluyendo la posibilidad de sancionar o denunciar a los malos políticos, en especial a los corruptos.
Discusión ideológica y redacción de propuesta programática. Cuando Carlos Salinas tomó el poder para consolidar un nuevo régimen, traía las reformas prácticamente escritas y en la bolsa, listas para operarse. Eso falta de este lado de la cancha, sobre todo para el sexenio que siga. ¿Cuáles son las reformas que México necesita para consolidar el cambio? Tendrán que prefigurarse cuando menos una fiscal, una en materia de pensiones y una del sistema de partidos.
Comunicación y campañas. Buena parte de la labor sustantiva de los partidos se ha privatizado, descansando, en buena parte, sobre consultoras que venden comunicación y mercadeo de campaña. Son mercenarios que cambian de valores según la cartera que pague. Un partido de corte popular tendría que absorber dichas tareas en su propio aparato, con personal especializado, pero también convencido.
Finalmente: el gobierno ha enfrentado severos problemas en materia de reclutamiento. Pero es seguro que hay, entre los 30 millones de votantes de Morena, mucho talento que comparte visión y valores con la cuarta transformación, pero que carece de conexiones con las burocracias y las élites cercanas al gobierno. Hay que buscarlos.