Escribimos esto1 para Presente y hacemos política pensando en el futuro: el de nuestros hijos, Artemisa y Luis, los de las mujeres, la clase trabajadora, los que anhelan dejar de sufrir violencia, las personas jóvenes, los ya ni tan jóvenes.
La política que gobierna México es vieja. Quienes mandan lo hacen desde hace mucho tiempo o han impuesto a sus allegados y ayudantes en las cúpulas partidistas —grillos sin visión de país—. Esa política vieja ha querido convencernos de que la elección no se trata del futuro. Han querido convencernos de que se trata de defender un legado cojo y fracasado o, por el otro lado, un pasado supuestamente democrático. Pero eso no es verdad. La llamada cuarta transformación y la transición a la democracia han funcionado como eslóganes y hasta metas políticas, pero ninguna llegó a materializarse. Por eso, la realidad se impondrá y desplazará a ese duelo, supuestamente polarizado, de ilusiones.
En los últimos decenios del siglo XX se consolidó una clase política1 que cultivó metas y consiguió acuerdos, además de procurarse privilegios y vicios políticos. Esa clase política decidió que ya había conseguido las metas que requerían los grandes acuerdos y a partir de entonces podían dedicar más tiempo a la grilla, a los negocios, mientras la burocracia avanzaba con las metas ya establecidas. Eso sucedía en algunos ámbitos, desde luego, pero también se generaban al mismo tiempo problemas sociales de distintas dimensiones que terminaron por desbordarse.
La solución que se propuso desde la fracción más rebelde de esa clase política, acompañada de un movimiento social (del que ambos participamos), fue la de destruir entramados corruptos para construir una nueva institucionalidad y desplazar a las elites ciegas ante la realidad de México. Esa propuesta fracasó muy pronto, pues sus principales promotores renunciaron a ella para privilegiar la aprehensión del poder, como antes hicieran las otras facciones de la clase política ya mencionada.
Entre los problemas y sectores ignorados están la falta de atención a las niñas y niños y sus oportunidades para crecer sanos y tranquilos; la falta de apoyo a las personas jóvenes y los ya ni tan jóvenes, aquellos que rondan entre los treinta y los cuarenta y nueve años que, según cifras oficiales, sostienen la economía de este país; la falta de atención a las formas de relacionarnos y el impulso del respeto, la igualdad y el cuidado entre las unas y los otros; de atender esta sombría época de muerte, de desapariciones, de violencia; de dejar atrás todo lo malo que hemos vivido por todos estos años para, por vías armoniosas, empezar a construir un país que llegue a ser próspero, pacífico, seguro e igualitario.
En Movimiento Ciudadano sabemos que nada de lo anterior es fácil y que no hay soluciones mágicas (¡qué daño le ha hecho al país pensar que gobernar es sencillo!). Por eso ofrecemos un programa de gobierno socialdemócrata para el futuro, con planteamientos a corto, mediano y largo plazo.
Nuestro programa prioriza el orden democrático y la fortaleza estatal; no confunde la necesidad de no caer en gastos superfluos con el debilitamiento institucional.
Nuestro programa impulsa la seguridad pública sin acciones militares desordenadas; por el contrario, plantea la construcción de policías locales, estatales y controles institucionales para las fuerzas armadas. Las fuerzas armadas en las calles son una realidad. Esa realidad debe tener orden: fechas de una campaña militar, plazos, objetivos de las misiones que puedan evaluarse para determinar cuándo han cumplido su cometido. El orden debe implicar también cuidar la vocación de las fuerzas armadas por la seguridad nacional y no involucrarlas en tareas que las distraen de esa encomienda.
Además de la inseguridad, la violencia cotidiana en México se desprende de un estado de guerra que debe atenderse específicamente. Para ello hace falta un enorme proceso de justicia transicional o una diversidad de ellos a lo largo del país. Tenemos que andar el camino de la reconstrucción de la verdad de la violencia, hablar de los responsables y hacer justicia para las víctimas, establecer los perdones posibles y los imposibles, imaginar los cimientos legales que serán necesarios para una paz duradera.
Nuestro programa, por otra parte, sostiene que los cuidados son esenciales para el bien común, y son el eje articulador de los servicios de salud y del ejercicio efectivo del derecho a la seguridad social.
Nuestro programa, así, enfoca el futuro y piensa en dejar atrás a la vieja política, mezquina a la vez que infructuosa. A continuación, esbozamos algunos elementos centrales de lo que proponemos y los invitamos a consultar el programa completo en nuestro sitio web.
Reforma del Gobierno
El México del futuro necesita que el Estado tenga facultades para impulsar un estado de bienestar, y para ello se requieren servicios estatales confiables y dignos, instituciones fuertes, personal de gobierno capacitado. Los funcionarios públicos no deben percibir sueldos exorbitantes ni dedicarse al tráfico de influencias (por eso es importante tener controles institucionales anticorrupción), pero no por eso las instituciones estatales deben permanecer débiles por falta de presupuesto.
Por lo anterior, en Movimiento Ciudadano proponemos fortalecer las instituciones estatales de la siguiente forma:
- Reconfigurar y consolidar los órganos de fiscalización, transparencia, control interno y rendición de cuentas.
- Fortalecer el Sistema Nacional Anticorrupción y los sistemas locales anticorrupción, incluyendo asegurar el presupuesto necesario para su funcionamiento.
- Impulsar el servicio profesional de carrera.
- Evaluación permanente que genere incentivos para la profesionalización y garantice que los cargos por designación directa se realicen mediante un proceso transparente, sin cuotas ni cuates, que esté basado en la idoneidad del perfil de quienes los ocupen.
- Programas para fomentar el desarrollo de capacidades técnicas y científicas de los funcionarios públicos, asegurando que estén preparados para desempeñar sus funciones de manera eficiente y ética.
Un gobierno fuerte, con controles institucionales, es necesario para resolver los problemas sociales, pero no suficiente. También se necesita fortalecer la autonomía del Poder Judicial y del Poder Legislativo, así como los mecanismos institucionales de participación ciudadana. Con esto no sólo tendremos un gobierno capaz, sino que también tendremos mayores y mejores canales de comunicación y participación para que dicho gobierno esté en contacto con los problemas de las personas. Para ello proponemos lo siguiente:
- Reforma al sistema de partidos políticos para ampliar las posibilidades de participación. Mayor proporcionalidad para que todos se vean representados, más facilidades para competir, especialmente en los ámbitos locales y una reforma al sistema de financiamiento de los partidos políticos para que le cuesten menos a la gente.
- Una reforma política para fortalecer al Congreso de la Unión y que éste sea un verdadero contrapeso y represente los intereses de la ciudadanía
- Fortalecimiento del servicio de carrera judicial para promover la profesionalización de los jueces y magistrados, asegurando que se basen en el mérito y la experiencia.
- Reforma a los poderes judiciales locales.
- Una política integral de combate a la corrupción en el sistema judicial, para promover la integridad y la confianza en la administración de justicia.
- Se acelerará la implementación del sistema de justicia penal y colocaremos como prioridad a las víctimas del delito en los procesos de resolución y reparación del daño, para que reciban el acompañamiento y la atención necesaria para acceder a la justicia.
- Secretarías de participación ciudadana que integrarán criterios de innovación pública, innovación gubernamental y gobierno abierto y promuevan la capacitación y participación de diferentes sectores sociales.
- Política activa que evite la captura de órganos del Estado.
Seguridad
La gran mortandad es lo que mejor describe a los regímenes de gobierno de la vieja política de las dos versiones del PRI, el PRIMOR y el PRIAN. Además, el aumento de homicidios y de desapariciones fue de la mano con el incremento de las facultades de las fuerzas armadas en materia de seguridad pública y de manera más reciente en aspectos propios del gobierno civil (como encargarse de proyectos de infraestructura). Se requiere de un diálogo nacional de amplia participación para que en el México de mañana haya paz. Algunos de los elementos de nuestro programa incluyen:
- Establecer un orden y parámetros para la participación de las fuerzas armadas en las tareas de pacificación: establecer fechas de una campaña militar, plazos, objetivos de las intervenciones que puedan evaluarse para determinar cuándo han cumplido su cometido y, entonces, retirarlas de donde se desplieguen.
- Profesionalización y fortalecimiento de las policías civiles en todo el país.
- Reforma a las relaciones civiles-militares que incluya una clara división y distribución de las tareas de gobierno en estricto apego a las misiones originales y constitucionales de cada sector de la administración pública.
- Una reforma constitucional para limitar las facultades del titular del Poder Ejecutivo para trasladar funciones a las fuerzas armadas sin la aprobación previa del Congreso de la Unión.
- Una estrategia integral contra las organizaciones criminales que operan en el país. El Estado privilegiará la inteligencia y la estrategia para frenar la violencia desatada por las organizaciones criminales.
- La creación de un organismo autónomo que se encargue del reclutamiento, preparación y certificación de todos los cuerpos policiacos del país.
- Cambios legales y adecuaciones institucionales para que la Guardia Nacional cumpla con el principio de ser una institución de carácter civil y para fortalecer los mecanismos de control civil democrático.
- Estrategia de ciberseguridad frente al ascenso de los delitos a través de medios electrónicos.
- Códigos de conducta para el personal de seguridad con cero tolerancia al acoso sexual.
- Especial atención y seguimiento al acoso sexual, la violación y el feminicidio.
- Regulación de los cuerpos de seguridad privada del país.
Salud, seguridad social y cuidados
Para que toda la población pueda vivir en bienestar es indispensable que haya acceso universal a los servicios de salud y de la seguridad social. Sólo viviendo sin miedo a los riesgos sociales (la vejez, la maternidad, los accidentes propios del trabajo, la enfermedad) y con la seguridad de que hay servicios que pueden atender con prontitud y calidad cualquier problema producto de ellos, se puede ser feliz.
Pero también es importante comprender que, además, es indispensable que los servicios estatales también ofrezcan cuidados: cuidados en su atención, servicios de cuidados directos e indirectos, cuidado de las infancias, cuidado de la salud mental, promoción del cuidado y el autocuidado, etcétera. El cuidado de uno y del otro es indispensable para que la vida pueda preservarse, y por ello, por su utilidad común, es una tarea de todas y todos.
Por ello, en Movimiento Ciudadano impulsamos políticas de cuidados que ya no se recarguen, como histórica e injustamente ha sido desde siempre, en las mujeres. Promovemos el cuidado común de todas y todos de la siguiente forma:
- Un sistema integral de cuidados, en el que se articulen un conjunto de políticas públicas encaminadas a una nueva organización social, orientada a cuidar, asistir y apoyar a las personas que así lo requieren —niñas, niños, adolescentes, personas adultas mayores que no puedan ser independientes, personas con discapacidades o enfermedades que les impiden sobrevivir sin auxilio—, así como reconociendo el trabajo y aportes de quienes dedican una parte relevante de su tiempo a cuidar a otras personas, dándoles seguridad social y garantías para el tiempo propio.
- Un presupuesto progresivo al sistema integral de cuidados, diseñado de la mano de las organizaciones sociales y en el territorio, pues hay que conocer las necesidades que se tienen y los recursos con los que se cuenta.
- El sistema integral de cuidados será transversal, coordinará los servicios y políticas de cuidados de las diferentes dependencias a las que les corresponda instrumentarlas, se garantizará en todos los espacios laborales del sector público y promoverá con la iniciativa privada las políticas de corresponsabilidad en los cuidados.
- Rediseñaremos el Sistema Nacional de Salud, con todos los sistemas y los recursos actuales y también con la participación regulada del sector privado como proveedor alternativo de servicios. Se busca consolidar gradualmente un sistema único de salud, priorizando la atención primaria y la prevención. Nuestro enfoque se orienta hacia el acceso universal, independientemente de la condición laboral, y en la autonomía financiera del sistema.
- Un tema crucial de la construcción del nuevo sistema será el de garantizar su viabilidad financiera: propondremos reformas legales para definir claramente las funciones y responsabilidades de las instituciones de salud y su integración dinámica.
- Implementaremos estrategias que nos permitan participar con la industria farmacéutica, aportando parte del presupuesto público a la creación de laboratorios y centros de investigación nacionales en nuestro sistema universitario, con el doble propósito de crear alianzas provechosas con el sector privado y garantizar el abasto de medicamentos e insumos médicos.
- Mejorar la regulación de la seguridad social para garantizar que las personas trabajadoras tengan acceso a servicios de salud de calidad, seguro de desempleo y pensiones dignas. Desvincular el acceso a la seguridad social a la condición de contar con un trabajo formal. Definir aportaciones diferenciadas por tipo de trabajo y garantizar un retiro digno.
- Modificar la legislación laboral para garantizar que jornaleros, campesinos, pescadores, agricultores y ganaderos tengan los mismos derechos laborales que otros trabajadores, incluyendo salario mínimo, horas de trabajo, seguridad social y condiciones laborales adecuadas, así como seguridad social y la protección económica que incluye el acceso a servicios de salud, pensiones y otros beneficios sociales.
Agenda del trabajo
Ningún partido como Movimiento Ciudadano ha impulsado la agenda del trabajo: la Ley Silla, las licencias parentales, la reducción de la jornada laboral, etcétera. Nuestro programa por el futuro de México se sostiene en los principios socialdemócratas, en la dignificación del trabajo, en la ampliación de derechos de las personas trabajadoras (trabajadoras del hogar remuneradas y no remuneradas, trabajadores y trabajadoras en la informalidad, trabajadores independientes, etcétera). Por eso, proponemos lo siguiente:
- Sistema universal de pensiones con perspectiva de género.
- Derechos laborales garantizados para que toda persona con trabajo tenga niveles de bienestar asegurados.
- Seguro de desempleo e ingreso vital de emergencia.
- Dignificación de las condiciones del trabajo agrario y campesino.
- Aumento sistemático del salario mínimo a niveles dignos y acordes con el costo de vida, asegurando que los trabajadores reciban una remuneración suficiente para salir de la pobreza y mejorar su poder adquisitivo.
- Actualizar y fortalecer la legislación laboral para garantizar derechos laborales plenos, incluyendo jornadas de trabajo justas de 40 horas semanales, condiciones seguras y saludables, protección social indiscriminada a todas las personas trabajadoras.
- Establecer reformas que regulen de manera equitativa la contratación laboral, asegurando que los trabajadores reciban contratos justos, con protección laboral y condiciones claras para ambas partes, y se reduzca la informalidad laboral.
- Lograr al menos 30 días de vacaciones al año. Esto con el objetivo de mayor bienestar y calidad de vida para las personas trabajadoras, fomentar la conciliación entre trabajo y vida personal y reducir el agotamiento laboral.
- Profundizar las reformas que promueven la democracia sindical, la transparencia en la gestión sindical y la participación de los trabajadores en la toma de decisiones sindicales, con el fin de una mayor representatividad y participación de las personas trabajadoras en los sindicatos, transparentar la gestión sindical y promover la defensa efectiva de los derechos laborales.
En la elección que viene hay tres opciones: la vieja política que ya fracasó “transformando” a México, la vieja política que ya fracasó en construir un México democrático, y la nueva política socialdemócrata que lucha por un porvenir pacífico, de cuidados, con derechos laborales, con libertad y democracia.
Con mano firme y aspirando a transformaciones hechas por el convencimiento, como la mano que empuña una rosa:
Construyamos juntos un mejor mañana.
- Texto en coautoría con Valeria López Luévanos ↩︎